Fue en ese momento, de especial espacialidad, temporalidad y visión que pasó lo siguiente: los visitantes se pusieron a chillar de emoción y delirio y despertaron a los gibones.
El gibón pertenece a los antropoides y por su afinidad con el hombre constituye un símbolo sumamente apropiado para expresar esa parte de la psique que desciende hasta lo infrahumano.
A los humanos se nos clasifica entre los hominoideos, donde se incluyen los llamados simios antropomorfos (de forma humana) como los chimpancés, los gorilas, los orangutanes y los gibones.