Ellos - - sirvientes de la oligarquía a cambio de prebendas y gollerías - tienen que aullar porque la revolución socialista democrática está avanzando y pone en riesgo sus privilegios.
Algunos de ellos, se murmura, pagan los departamentos amoblados en la que viven algunos malos directores, incluyéndo les gollerías, lujos y mermeleda de azúcar.
Esa intimidad tan mía, o esa otra de la historia universal del olvido, de la humanidad que sueña en definitiva con ser feliz, sin muchos artificios ni gollerías.