Legión encarnizada era su nombre y se multiplicaban a medida que tú te destejías hasta el último hilván, arrinconándote contra las telarañas voraces de la nada.
Pero curiosamente y como siempre ocurre, el finísimo sirgo extraído de su hilván, podrá ser vislumbrado en su profunda realidad, solo por aquellos quienes tienen ojos preparados para verlo.