Tan simple acción descripta arriba, es capaz de generar cadenas interesantes que posibilitan el debate igualitario entre cualquier miembro que se interese por el tema.
Pero de allí no se desprende que pueda existir una democracia sustancial o de contenido (con rasgos verdaderamente igualitarios), que no sea también formal.
El sistema educativo ha preferido ignorarlo y les otorga un supuesto tratamiento igualitario respecto de las otras escuelas reforzando con ello la desigualdad.