Pero, si hablamos de los núcleos, como sistemas dinámicos de nucleones, pertenecen obviamente a la microfísica y, por consiguiente, para su descripción es necesario acudir a la mecánica cuántica.
En cambio, cuando se estudian aspectos inobservables, corno sucede en la microfísica, los problemas son mayores, porque debemos recurrir a modelos matemáticos que no son una fotografía de la realidad.
Pero cuando a partir de 1925 comenzó a formarse la mecánica cuántica se descubrió que existía una materia microfísica o primordial que respondía a unas propiedades sorprendentes y extrañas.
La microfísica abría una relación compleja entre el observador y lo observado, pero también una noción más que compleja, sorprendente, de la onda, ya como corpúsculo.