A las malas pécoras masculinas se les presenta como tipos retorcidos e indeseables, aunque, bien mirados, son, aunque en menor proporción que sus homónimas femeninas, buena gente.
Pensá que a los hombres no les gustan las novias silenciosas, porque barruntan que bajo el silencio se esconde una mala pécora y una tía atimada, zorrina y broncosa.