Pues bien a pesar de eso, que viene sucediendo desde 1978, los catalanes han sido permanentemente vilipendiados e insultados, tratándolos de insolidarios y pedigüeños.
Aquella plaza estaba llena de gente tan humilde que casi integraba la pobreza extrema y los excluidos: pedigüeños, recogelatas, drogadictos, enfermos, ancianos.