En estos dos casos debía pronunciar la fórmula de abjuración de rodillas en el coro de la iglesia, y luego hacer penitencia según los ritos habituales.
Pero se definía en cuanto tal, desde una opción política, la que lo hizo pronunciarse así: soy sustantivamente político y solo adjetivamente, pedagogo.
La expresión redundante todos y cada uno hace parte de un discurso bombástico que solo unos políticos son capaces de pronunciar delante del electorado.