Me acuerdo de mis baquías por aquellos mundos tersos; y como en días adversos fui matapalo de otoño, hoy por un fatal retoño me van saliendo los versos.
Desde la seguridad de su baquía y su milenaria reciedumbre, sentía cierta admiración por ese pequeño blanco que estaba afrontando adecuadamente su primera prueba de altura.