Además, si los movimientos han de ser eternamente iguales en la esfera supralunar, según el planteamiento platónico y pitagórico, este éter debe ser ingenerable, e incorruptible, e inmutable.
Por esto hay un límite numérico no sólo para las cosas ingenerables e incorruptibles, sino también para las que están sujetas a la generación y a la corrupción.