Pero hay una subcorriente anímica debajo del buen humor: los hombres le habían llamado a contar sus historias para demostrar el problema de ebriedad de algunos de los socios.
Por más que nos esforcemos en hacer que nuestra vida sea significativa y que impacte en la corriente, nunca dejamos de ser pequeñas subcorrientes que se manifiestan en la corriente.