En tal caso al superponerse ambos sonidos se percibirán de manera periódica aumentos en la amplitud (o zumbidos), los que se denominan pulsaciones o batimientos.
Las ondas sinusoidales que interactúan con los tambores producen batimientos y probablemente modulaciones, es decir, frecuencias que crean pulsaciones rítmicas y frecuencias suplementarias que dan como resultado timbres complejos.